LA DOCTRINA DEL SHOCK
EN LA UNIÓN EUROPEA
Muchos de nosotros quizás no
sepamos qué es la Escuela Económica de Chicago, pero sí que la estamos viviendo
paulatinamente de una manera extrema. Lo que es seguro que casi todos están de
acuerdo es que ya nos hemos dado cuenta de que esta crisis económica es una
pantomima que se han inventado los especuladores financieros y que han apoyado
las entidades bancarias a nivel planetario.
¿Cuál es el resultado? El
consabido: los ricos son cada vez más acaudalados, la clase media desaparece y
los pobres, con menos recursos aún. Efectivamente, señoras y señores, se nos
está aplicando en estos tiempos la llamada doctrina del ‘shock’ para crear una
atmósfera en la que nos sintamos asustados, estupefactos y hieráticos, con objeto
de que no nos levantemos ante la sinrazón de los mercados y de los gobiernos,
dirigidos estos últimos por los primeros.
A principios de 2011, el
vicecanciller alemán y ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle
sentenciaba: “Queremos utilizar la crisis como una oportunidad para dar un gran
paso en términos de integración”. Integración, por supuesto, modelada por el
más fuerte, Alemania. La moneda de cambio para que el resto de los integrantes
de la UE besen la mano de Angela Merkel, es el aumento del fondo de rescate
europeo.
¿Qué “solicitan” tan amablemente?:
- Aumento de la edad de jubilación a los 67 años
- Acabar con la legislación y las prácticas de negociación colectiva que vinculan el incremento salarial a la evolución de la
- Prohibición legal o incluso constitucional de que los Estados incurran en déficit
- Modificación del Impuesto de Sociedades que es un impuesto sobre la renta de las empresas (como Irlanda, desgravando la renta para las corporaciones extranjeras).
No deben sólo aceptar los países miembros de la UE este programa sino que, además, tienen que soportar que la canciller alemana los felicite como maestra al alumno aplicado.